No conozco una forma más sencilla, profunda, emocionante, saludable y gratificante de evadirse de la realidad que ponerse a mirar una película (o a imaginarla). Yo llevo haciéndolo unos 40 años lo que equivale, más o menos, a un tercio de la edad del cinematógrafo. De pequeño sobre todo las imaginaba, bueno, las rodaba a […]
El que faltaba en el recuento (Jornadas de Cine Mudo de Uncastillo)
