Presentación de «No profanar el sueño de los muertos»

Luis Antonio Alarcón. Licenciado en Historia del Arte y cinéfilo.

Buenas tardes y bienvenidos a esta proyección de “No profanar el sueño de los muertos”, enmarcada en el homenaje que el Festival de Cine de Daroca tributa al director Jordi Grau.

Antes de nada quisiera agradecer muy sinceramente a la organización del Festival la amable invitación que me hicieron para participar en los actos de este año, concretamente presentando la película que seguidamente van a ver. Pese a la ilusión que me hacía poder acudir a Daroca y a los desvelos de Javier Mesa para que en mi trabajo me dieran permiso, finalmente no ha podido ser. Queda así pendiente una próxima visita para un futuro espero que cercano.

No Profanar El Sueno De Los Muertos No profanar el sueño de los muertos”, coproducción entre España e Italia rodada en escenarios naturales de Inglaterra y en estudios españoles e italianos, es hoy una película de culto, con cientos de fans en nuestro país y miles en todo el mundo. El paso del tiempo le ha sentado estupendamente, más ahora que el tema de los “muertos vivientes” está de plena actualidad en el cine y la televisión. Y sin embargo todavía es un título despreciado en algunos círculos cinematográficos, sobre todo aquellos que no valoran el cine de género en general y el de terror en particular.

En España el filme se presentó en el Festival de Sitges de 1974 –su estreno en salas comerciales sería ya en octubre del año siguiente–, donde, merecidamente, obtuvo los premios a la mejor película, los mejores efectos especiales y a la mejor actriz (Cristina Galbó), además del otorgado por el Jurado de la Crítica. Esto ya da cuenta de los valores que desde un principio vieron en la cinta profesionales vinculados al cine fantástico y de terror.

Cuando se rueda la película, España todavía está bajo la dictadura franquista y el cine vive de lleno la censura que prohíbe, ordena cortar fragmentos o bloquea aquellas obras que no son de su agrado. A modo de ejemplo, en la primera mitad de los años setenta, títulos como “El acorazado Potemkin”, de 1925, o “Viridiana”, de nuestro Luis Buñuel y fechada en 1961, eran ilegales en el estado español. De alguna manera, frente a este panorama y como alternativa al cine más político o al predominante género de la comedia en sus múltiples variantes, el fantaterror patrio no deja de ser una vía de escape hacia mundos llenos de imaginación y color en contraposición al gris del régimen.

Es hoy una película de culto,
con miles de fans en todo el mundo

Cuenta el propio Jordi Grau que, cuando le ofrecieron hacerse cargo de la película, se la “vendieron” como “La noche de los muertos vivientes” pero en color. Ciertamente, el filme dirigido por George A. Romero en 1968, es el que abre una nueva visión del zombie y lo convierte en la última gran mitología de los monstros del terror que ha ido desarrollando a lo largo de sucesivas obras y de la que se han inspirado numerosos creadores posteriores, tanto en el cine como en la literatura y el cómic. Sin embargo, Grau no se quedó en la comodidad de, simplemente, repetir el éxito conseguido por Romero y hacer una copia exacta sino que aportó numerosos elementos de interés. De hecho, “No profanar el sueño de los muertos” se realiza antes que la segunda de las incursiones de Romero, “Zombi”, de 1978, y antes de que en la segunda mitad de los setenta y primeros ochenta la temática zombie sea explotada hasta la saciedad con productos en muchas ocasiones de una escasa o nula calidad.

José Lifante en acciónDe esta manera, el realismo de los muertos resucitados, muchos de ellos con las marcas de su fallecimiento o de la recién practicada autopsia, contribuyen a aumentar el clima de inquietud que el film logra a medida que se sucede el metraje. O la contribución de los ojos rojos, tan usada posteriormente en filmes donde los zombies son denominados infectados. Todo ello aderezado con unos brillantes efectos especiales, premiados en Sitges como ya he dicho anteriormente, que suman realismo a la caracterización de los muertos vivientes y unas pinceladas de gore, como no podía ser menos.

También hay que destacar el uso del sonido, tanto en la banda sonora musical como en ese último aliento constante que acompaña el deambular de las criaturas. Sonidos, manipulados por el músico en una mesa de mezclas, a los que aportó su voz el mismo director, según cuenta él mismo, y que proceden de una experiencia personal: Su padre falleció sentado en la cama y cuando Grau y unos familiares procedieron a colocarlo tumbado, en el instante de hacer esa acción, oyeron una especie de suspiro que escapaba por la boca del finado.

Cuyo ritmo no decae
desde la aparición del primer muerto viviente

Por lo demás, y sin desvelar nada, la película, cuyo ritmo no decae desde la aparición del primer muerto viviente, está llena de grandes momentos, como los que suceden en el cementerio o en el hospital, y que la magnífica dirección de Grau sabe aprovechar para crear situaciones de gran inquietud –la huida por el nicho– y espectacularidad –toda la secuencia del hospital–.

Escena

En el apartado interpretativo hay que mencionar la presencia de la española Cristina Galbó, actriz de corta trayectoria quien unos años antes, en 1969, había participado en otra gran muestra del terror hispano como es “La residencia”, de Chicho Ibáñez Serrador, y, sobre todo, del veterano Arthur Kennedy, en activo desde comienzos de los años cuarenta hasta su fallecimiento a comienzos de 1990. Recordado por intervenir en títulos como “El último refugio”, “Murieron con las botas puestas”, ambas de Raoul Walsh, “El ídolo de barro”, de Mark Robson, “Horizontes lejanos”, de Anthony Mann, “Lawrence de Arabia”, de David Lean, o “El gran combate”, de John Ford, por citar alguno de su alrededor del centenar de trabajos para cine y televisión, Kennedy se encontraba en un momento de decadencia artística que el director aprovechó para incorporar algunos rasgos a su personaje, como su permanente enfado con el mundo que encajaba perfectamente con la actitud intolerante y descreída del policía que con tanta solvencia encarna.

Podríamos estar departiendo del filme durante todo el día pero lo importante es que hable la película y que ustedes la disfruten. Estoy convencido de que les va a sorprender, especialmente a aquellos espectadores que nunca la han visto, más todavía si son aficionados al terror. ¿Cine de zombies dirigido por un español? Sí. Pónganse cómodos y prepárense a viajar a 1974, pero tengan cuidado con “No profanar el sueño de los muertos”. Muchas gracias.

Una respuesta a “Presentación de «No profanar el sueño de los muertos»”

  1. pepa 14/10/2013 at 11:07 //

    Es un peliculón sin duda alguna. Yo la he visto y me ha encantado!

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