A las actrices como María José Moreno se las solía nombrar como “damas del teatro”. Por su porte, su elegancia, su voz, su seriedad y otros varios conceptos similares.

Nuestra premiada ha sido y sigue siendo una de nuestras más ilustres damas de ese arte. Ha paseado su talento por algunas de las compañías más famosas e importantes de nuestra tierra –Cámara, TEU, Estable, Tántalo, por citar algunas- y nada menos que el Centro Dramático Nacional, donde llegó a ser asistente de dirección del gran José Luis Gómez.

Pero hete aquí que se la reconoce en un festival dedicado al cine. Y no es precisamente un contrasentido, porque María José ha sabido compaginar sus actuaciones en las tablas con su absoluta disponibilidad para actuar ante las cámaras de un sinnúmero de directores de nuestro Aragón, encantados de contar para sus cortos, frecuentemente muy modestos, con una presencia de su calibre.

La relación de sus colaboraciones resultaría enorme, y hasta puede ser que a ella misma se le mezclen en su memoria unas con otras. Por razones sentimentales apuntaré a una de ellas, en la que si no me falla la memoria compartía imágenes con mi añorado amigo Alberto Sánchez, señera figura de nuestra cultura desaparecida hace un par de años.

Si hubiera querido, María José hubiera hecho carrera en el cine profesional. Cualquier lo hubiera pensado al verla interpretar uno de los papeles protagonistas en la película de Antonio Isasi “El aire de un crimen”. Pero María José ha dado siempre la impresión de tener los pies muy en el suelo y no se ha dejado llevar por las fanfarrias y ha continuado trabajando en su lugar habitual y dejando que el arte de la interpretación haya sido más un placer y una forma de liberar su pasión que una obligación para ganarse la vida.

Mujer ilustrada, a la que no es difícil encontrarse en cualquiera de las actividades culturales de nuestra ciudad, es para nuestro cine y nuestro teatro todo un lujo. Su mirada magnética aparece todos los años en un buen número de cortos y de vez en cuando nos deleita con una interpretación teatral como la que hizo en “María Estuardo”, acompañada por otra de nuestras grandes actrices, Cristina Yáñez.

Un acierto, a mi modo de ver, este premio otorgado a nuestra Nuria Espert aragonesa.

Fernando Gracia